Me gusta ir en bicicleta: el viento que me hace volar los cabellos me da energia. Querría la motocicleta, pero tengo catorce años: mi madre no me lo permetería jamás!
Me gusta jugar a voleibol y mensajearme con whattsapp, pero amo leer: me gusta llenarme la cabeza de vivencias de la vida de los demás y vivir aventuras peligrosas, pero emocionantes, en la seguridad de mi habitación.
Sería bonito conseguir explicar a algunos de mis compañeros que un libro no se tiene que leer solo si estas obligado a hacerlo. Con las historias se pueden hacer un montón de cosas: se puede jugar, se puede coger inspiración para organizar torneos.
Pero, cómo hacerlo? En la escuela no nos ayudan a entender que los libros sirven también para divertirse y no sólo para aprender. Las profesoras nos dan libros escogidos por ellas y nos piden estudiarlos, de hacer resúmenes, de responder a las preguntas: pero nunca divertirnos.
Aqui no hay nada para nosotros. No hay nada pensado especialmente para nosotros, para podernos conocer mejor, para poder pasar una buena tarde juntos – porque no al aire libre – para hacer algo distinto del partido de fútbol de siempre.
Es como si cada uno de nosotros estuviera atrapado en una isla y no huviera caminos para encontrarnos.
Una noche hice un sueño.
Había un puente hecho de libros, que me guiaba al corazón de un parque: un lugar seguro, lleno de muchachos que corrían y que se subían por los sitios.
He visto niños sentados en círculo, escuchando una historia. Muchachos vestidos de magos que corrían detrás de un balón y adolescentes que cruzaban un laberinto.
He visto puentes suspendidos y poleas, pero tambien instrumentos musicales y material para dibujar, una cortina y muchachos que recitaban.
Había también compañeros míos que jugaban a un juego inspirado a su saga preferida y, a su lado, muchachos que no amaban leer: y sin embargo, se divertian igualmente.
Había tambien personas que dirigían todo aquello, buscando continuamente maneras de hacer divertir y hacer participar a todos.
Esto es lo que he visto en mi sueño: el parque que he soñado no era un refugio de la realidad, sino un lugar donde poder usar los libros como instrumento para moverse, para hacer amistades. Para aprender a conocer mejor todo lo que nos rodea.
Porque en fondo la imaginación no se aparta mucho de la realidad.
Han pasado varios años desde que hice este sueño: ya no soy una jovencita.
Y sin embargo, no he olvidado jamás aquel parque.
Así pues, he empezado a construir un puente para conseguirlo. Un puente de páginas, que una los muchachos a la lectura y la lectura a la diversión, y la diversión a un lugar seguro que pueda acoger todo esto.
Pero hasta que mi puente no tenga un sentido, necesito que alguien me espere en la otra orilla.
Alguien que entienda la import ancia de este proyecto, alguien que tenga ganas y coraje de atreverse: alguien como los héroes de los libros.
O quizás, simplemente, alguno de vosotros.
Las chicas del equipo "Involucrarse"
El proyecto
Mucha fantasia y aventuras en un parque: una razon mas para volver ninos a sentirse nonos.
Las chicas del equipo “Involucrarse” intentaron pensar a través de los ojos de los ninos asistidos y como resultado obtuvieron un puente que mantiene unidas la naturaleza y el mundo de los libros.








equipo involucrarse
"Puentes de páginas"

para la
ANTENas
Innovación
social
Giovanes